Las piedras que dificultan el camino
se convierten en preciosas
bien escuadradas en un templo,
pero pierden la magia cuando abundan.
Y cuando abundan los colores
todo parece gris.
Esa gota de mezcla de acuarela
que cayó en mi pierna,
ahora es de color mierda.
Las piedras me persiguen
y me alejan.
Cuando abunda la alegría
empalagan las sonrisas,
y millones de pájaros del paraíso
de gargantas de limón y miel
aturden los tímpanos de quienes buscan la calma.
Abundan las maravillas
y se convierten en rutina,
las piedras son sólo lisas paredes.
Por esto parece
que lo raro es lo sencillo,
y unos ojos de barrocos precipicios
no conmueven al poeta.
Y las piedras sólo obstruyen mis arterias.
Y por esto triunfan los imbéciles
que ofrecen lo de siempre,
porque abunda la originalidad.
Porque lo inteligente
es reinventar gilipolleces
y repetirlas por siempre,
y cuando cambies
te
criticarán por no saber quién eres.
Si las piedras hablaran…