Repleto de gritos de auxilio
me salvo.
¿Cómo voy yo a salvar
a la parte valiente de mí?
¿Cómo reclamar libertad sin garganta?
Repleto de gritos de auxilio
y puntos de fuga energética
me arrastro.
No doy con mi calavera
en un desierto definitivamente quieto.
Desde atrás me observan las miradas que abandoné,
me clavan su pena de oruga en la nuca
y yo no puedo darme la vuelta.
¿Cómo mirar atrás sin retrovisor?
¿Cómo mirar adelante?
Tengo la vista tan fija en el presente que no levanto
cabeza.
Atisbo horizontes tan cercanos
que no quiero mirar.
¿Cómo mirar sin ojos?
Se aparecen mares de todos los colores tras la niebla de mi
mente,
imagino que imagino que imagino…
no puedo mirar.
¿Cómo imaginar sin futuro?
Veo mis pupilas frente a mí,
pidiéndome que las mire,
y, en ellas, veo las mías reflejadas
pidiéndome perdón y amor.
¿Cómo pedir auxilio al moribundo?
¿Cómo pedir amor al enemigo?
Repleto de gritos de auxilio
y ascuas
me soplo.
Busco yesca en los labios,
leña en los
brazos,
busco reavivar la rabia, liberar la vida,
calor para el
entorno, luz natural,
busco una esquina en que cobijarme del clima hostil de la
soledad
y, entre tanto,
de vez en
cuando,
me busco
y me encuentro buscándome
y me ayudo a buscarme
y.
Repleto de llamas
y olvido
me reduzco a cenizas.
Vacío de gritos de auxilio
y piel,
renazco, dejo de intentar salvarme,
levanto la vista, parcheo las heridas con actos,
me olvido de mí
y me salvo.
Vacío de mí
me lleno de mí.