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domingo, 13 de julio de 2014

Me salvo

Repleto de gritos de auxilio
me salvo.

¿Cómo voy yo a salvar
a la parte valiente de mí?

¿Cómo reclamar libertad sin garganta?

Repleto de gritos de auxilio
y puntos de fuga energética
me arrastro.

No doy con mi calavera
en un desierto definitivamente quieto.
Desde atrás me observan las miradas que abandoné,
me clavan su pena de oruga en la nuca
y yo no puedo darme la vuelta.

¿Cómo mirar atrás sin retrovisor?

¿Cómo mirar adelante?

Tengo la vista tan fija en el presente que no levanto cabeza.
Atisbo horizontes tan cercanos
que no quiero mirar.
¿Cómo mirar sin ojos?
Se aparecen mares de todos los colores tras la niebla de mi mente,
imagino que imagino que imagino…
no puedo mirar.

¿Cómo imaginar sin futuro?

Veo mis pupilas frente a mí,
pidiéndome que las mire,
y, en ellas, veo las mías reflejadas
pidiéndome perdón y amor.

¿Cómo pedir auxilio al moribundo?

¿Cómo pedir amor al enemigo?

Repleto de gritos de auxilio
y ascuas
me soplo.

Busco yesca en los labios,
leña en los brazos,
busco reavivar la rabia, liberar la vida,
calor para el entorno, luz natural,
busco una esquina en que cobijarme del clima hostil de la soledad
y, entre tanto,
            de vez en cuando,
me busco
y me encuentro buscándome
y me ayudo a buscarme
y.

Repleto de llamas
y olvido
me reduzco a cenizas.

Vacío de gritos de auxilio
y piel,
renazco, dejo de intentar salvarme,
levanto la vista, parcheo las heridas con actos,
me olvido de mí
y me salvo.

Vacío de mí
me lleno de mí.

viernes, 11 de julio de 2014

Quizá no dude

Me aburrí de estar aburrido
y dejé de estarlo.
Pero esto no era divertido.
Era nada.

Me cansé de estar cansado,
descansé y me cansé
de no tener nada que hacer.
Era nada.

Se me olvidó que te olvidé,
quise quererte,
devoré tu hambre,
ignoré tu pasotismo
y me quedé sin ti pero contigo;
nada.

Ahora prefiero no preferir,
esperar que surja la esperanza,
no sentir pena ni gloria
por nada.

Elijo no elegir
y te cambio mis mejores cromos
por cualquiera que ya tenga.

Sorprendido de mi indiferencia,
quizá, un día,
deje de dudar,
quizá abandone las suposiciones,
me harte de hartarme de la nada
y me ame por tanto amarme
y odie al odio
y sea
todo.

Quizá dude de dudar
y actúe.

domingo, 6 de julio de 2014

Detesto

Bromear en el momento más inoportuno
es un acto de heroísmo,
es secretar valor, desnudar secretos,
            almidonar el caldo del momento.

Así pues,
detesto el decoro de quien no mete la pata,
quien no se ríe de lo serio por el mero hecho de serlo,
quien no se ríe del tiempo,
de la soledad inherente,
de la muerte misma con disfraz de payaso
                                   esperando en el umbral del éxito,
de mí,
de ti.

Detesto tanto acierto,
tantos sabios que nunca fueron necios,
tantos adultos asesinando a los niños interiores de los otros,
tanto saber estar y parecer,
tan poco ser,
detesto vuestro odio y derribo
hacia quienes pueden ir sin pies de plomo sobre las palabras
y, sobre todo,
detesto
que nunca os deis por aludidos.