La luna asola la ciudad
y yo estoy solo.
No tengo ganas de mí.
Me
abruma su plenitud.
La luna
es un espejo cóncavo
y yo no
quiero estar sin mí.
Este
dolor le pertenece a mis ancestros.
No
tengo escapatoria;
todas
las puertas carecen de bisagras,
las
alas están rotas
y las
ventanas son de yeso.
No
quiero saber de mí.
Las
horas caen a plomo,
no
quiero que pasen por mí
y
anhelo que termine este proceso.
La luna
anega mi pecho
y el
oxígeno es escaso.
Fumo
cigarros extranjeros
fabricados
aquí,
no
tengo nada que agregar al humo
que me
ayude a no existir.
La Paz
es agresiva con mi karma,
la
calma se mastica y sabe a nada.
Miles
de luces en la montaña
están
haciendo sombra a mi tristeza.
Todas
esas vidas de mierda
no
pesan más que mi cara.
La luna
asola la ciudad
y tú estás sola.
No
tengo ganas de ti.
Te dejo
ver mi herida
y me
salpicas con la tuya.
La luna
es tu reflejo convexo
y me
abruma tu silencio.
No
quiero estar sin ti.
Me
envuelves con tu vientre,
me
proteges y no me dejas salir.
La luna
anega nuestro lecho
y el
oxígeno es veneno.
Me
duele no saber hacerte ajena
a este
dolor que me procuras.
No
quiero saber de ti.
Las
horas se detienen
y el
teleférico no deja de subir.
Deseo
que termine este proceso.
La Paz
es una tela inmensa
y sólo
podemos esperar
a ser
comidos por nuestros egos.
Ya no
sé si estoy contigo.
Tú
tomas tu mate nacional
que no
es de aquí
y te
sientes más lejos de casa.
No tienes nada que agregar a la paleta
que te ayude a resistir.
No tienes nada que agregar a la paleta
que te ayude a resistir.
No
quieres saber de mí.
Unimos
nuestras soledades
y las
hacemos una con la luna
que nos
devuelve una imagen rara
de la
realidad exacta.
Ya no
sé si estoy conmigo.
La luna anega la ciudad
y estamos solos.
Este
dolor es antiguo
y nos
lo damos precintado.
Te
apuñalo con el silencio
de un
trozo de nuestro espejo roto
y tú fabricas flechas para mis arqueros.
Aquí la luna no miente.
Aquí la luna no miente.
No
quiero estar contigo
porque
eres mi espejo límpido.
No
soporto mi dolor por duplicado
ni que
trates de neutralizarlo.
Es la
luna la que nos anega,
yo no
tengo la culpa.
Es la
luna la que nos asola,
tú no
tienes la culpa.
Es la
luna la que nos deslumbra
y sólo
somos dos luces más
en esta
montaña de mierda.
Sólo
podemos esperar la mañana
para poder
devorar a las arañas
y que
termine este proceso.
Sólo
quiero estar aquí contigo
para
reconciliarme conmigo.
Dejar
de fumar el humo del ego,
dejar
de eludir la responsabilidad
y huir
contigo de esta guerra
con que
asolamos la luna,
con que anegamos la tierra
en esta
ciudad de La Paz
que no tiene culpa ninguna.