Lo siento
pero yo no me arrepiento
ni lo siento.
No siento tu dolor
aunque me mata.
No me arrepiento de nada.
Nuestra casa
es una baraja descartada;
posible castillo en la punta del abismo.
Lo siento
pero yo no siento lo mismo.
Tú me extrañas
y yo siento que me sobra tu sombra.
Te siento si te hundes
y me duele el aliento
pero no tengo
nada que ver con tus infiernos.
No siento
el peso de los yunques
que colocas en mis hombros.
Soy libélula salvaje
recogiendo el néctar del presente,
no tengo tiempo
para tus futuros yermos.
No me arrepiento
de nuestro encuentro
ni de nuestros desencuentros.
Prefiero ser desierto de sal
contigo en el recuerdo
que la mentira confortable
de un utópico pasado en soledad.
No te siento.
No me siento.
No nos siento.
He recordado nuestro mejor momento
y me he quedado seco.
Ahora está todo mi entorno
empapado de culpa.
Lo siento
pero no consiento que me agredas.
No puedo rimarte con el viento
ni resignarme al silencio.
Dejémonos de demonios.
Somos sólo la parte de nosotros
que resistió el sufrimiento.
Seremos sólo verdad.
Fuimos.
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