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sábado, 23 de diciembre de 2017

Me escribo a mí

Me escribo a mí
Escribo ante mí.
Escribo bajo mi sombra.


Escribo conmigo.
Escribo contra mí.
Escribo de mi horizonte, de mi camino y mi principio.
Escribo desde mí.
Escribo en mi útero.
Escribo entre mis sábanas lavadas.
Escribo hacia mi centro.
Escribo hasta mi umbral.
Escribo para mí.
Escribo por mí.
Escribo según el criterio de mis huevos.
Escribo sin mi existencia.
Escribo so pena de no vida.
Escribo sobre mi luz.
Escribo tras de mí y no puedes verme.

En mí cabe la humanidad entera.

1 comentario:

  1. SI SE HA DE ESCRIBIR CORRECTAMENTE POESÍA

    Si se ha de escribir correctamente poesía
    no basta con sentirse desfallecer en el jardín
    bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
    y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
    El corazón es pobre de vocabulario.
    Su laberinto: un juego para atrasados mentales
    en que da risa verlo moverse como un buey
    un lector integral de novelas por entrega.
    Desde el momento en que coge el violín
    ni siquiera el Vals triste de Sibelius
    permanece en la sala que se llena de tango.
    Salvo las honrosas excepciones las poetisas uruguayas
    todavía confunden la poesía con el baile
    en una mórbida quinta de recreo,
    o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.
    Si se ha de escribir correctamente poesía
    en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
    Lo primero de todo: sentarse y madurar.
    El odio prematuro a la literatura
    puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
    por maricón, pero el mismo Rimbaud
    que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
    y esa náusea gloriosa le vino de roerla.
    Se juega al ajedrez
    con las palabras hasta para aullar.
    Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
    que debes mantener de un verso a otro
    so pena de romperte los papeles del alma.
    Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
    de marfil y de cuerno o lo que fuere;
    lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
    de manera que el peón que baila con la reina
    no le perdone el menor paso en falso.
    Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
    como si fueran claras y sencillas
    las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
    No las expresan, giran en torno al diccionario,
    inutilizan más y más el lenguaje,
    las llaman por sus nombres y ellas responden por sus
    nombres
    pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
    Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
    todas estas cositas por las que vamos tirando.
    Si se ha de escribir correctamente poesía
    no estaría de más bajar un poco el tono
    sin adoptar por ello un silencio monolítico
    ni decidirse por la murmuración.
    Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
    algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
    y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
    Es algo que merezca recordarse
    por alguna razón parecida a la nada
    pero que no es la nada ni el Leviatán entero,
    ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.

    Es de Enrique Lihn, y si no lo conoces aún, te gustará.

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