La soledad es un sol balsámico,
un baño de paz y sales minerales
y también es un foco deslumbrante,
una quimera de fría luz eléctrica.
Un cuerpo es árbol y es bonsái,
no existen las perspectivas,
el cielo oculta el bosque
y bajo la espalda hay un jardín.
La soledad es imposible en la ciudad
y a la par es lo único que existe;
todos los roces de piel y verbos
no son nada si no tocan el fondo.
Somos sacos rotos de tela vieja
y nos arrojamos dentro unos a otros
tropezones de certezas sin sustancia;
yo ando buscando una pregunta perfecta.
Ando buscando un presente improvisado,
un silencio nutritivo de contacto,
una despedida no definitiva
y todas las perspectivas de una pena.
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