Empieza
despacio.
Acaricia mis dedos,
mira mis ojos,
respira mis pulmones.
Acércate
despacio.
Posa tus alas en mi nube,
relame mi lengua,
libera las serpientes sedadas de tus pestañas.
Susúrrame el silencio del pecado,
amenaza de muerte a mis miedos,
sintoniza tu aroma en mis pezones.
Despacio.
No despiertes al sueño.
Despacio.
Decora las horas con la calavera del tiempo,
araña mis uñas,
muérdeme las palabras que no vengan al caso.
Despacio.
Desátame despacio.
Desátame del suelo y encadéname al viento.
Déjame caer desde abajo.
Despacio.
Deja que mi cuello se cuele por tu nariz
salvajemente,
deja que juegue con los pétalos que te salen de los labios.
Arráncame la ropa de los ojos
con la seda lenta blanca de tus dientes.
Házmelo.
Házmelo, pero despacio.
No despertemos al espacio dormido que sueña con nosotros
en algún lugar del futuro.
Despacio.
No hay motivos para ser prosaico párrafo sintético,
no hay motivos
para ser huella de rueda en una curva cualquiera,
no hay motivos para fumarse la primavera fugaz en un peta de otoño,
para la prisa, la risa forzada, la brisa huracanada,
no hay motivos
para sepultar prematuramente este preámbulo infinito,
este paradisíaco paréntesis,
este no querer saber lo que hay después.
Házmelo despacio.
No vaya a ser que nos despierte
a llanto límpio
el feto informe de una realidad
huérfana de espacio.
de()espacio.
despacio.
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domingo, 25 de agosto de 2013
miércoles, 21 de agosto de 2013
Líquido opaco del olvido
Estás enredándote en mi barba
poco a poco
mientras intento descifrar
quién soy
frente a un espejo de madera.
Estás acariciándome las pupilas
con tu canción primaveral
en este invierno anciano
en que me ahogo
poco a poco.
Pretendes dibujar
unas alas inmensas en mi espalda
que se desangra
poco a poco
por las heridas de caídas pasadas.
Estás respirándome en la cara
ahora
que he olvidado lo que significa oxígeno.
Estás quemándome la escarcha
de las cejas
ahora
que la nube de mi frente
sólo trae nieves perpetuas.
Recitas utópicos versos
en mi tímpano pragmático
y siembras verdes madrugadas
en la tierra yerma
de mi literatura.
Estás manejando mi mano
mientras escribo estas palabras
que se deslizarán bajo mi cama
una vez más
y voy sintiendo
cómo tu presencia se diluye
en el líquido opaco del olvido
poco a poco.
martes, 6 de agosto de 2013
Pensar
I
Pensar.
Pensar.
Pensar.
Pensar, hablar, pensar, pensar.
Pensar.
Centrifugar el ojo del huracán.
Pensar.
Pensar, mirar, no ver, desenfocar.
Pensar.
Parar la máquina que late
paralelamente al latido de la tierra.
Pensar en no pensar.
Pensar en no pensar.
No, pensar.
II
Fluir.
Fluir.
Fluir, …
Hablar, reír, jugar,
amar
desesperadamente.
Fluir, correr.
Deslizarse por la ladera de hielo.
Pensar.
Pensar en fluir.
Pensar.
Pensar.
Pensar.
Pensar.
III
Hablar. Pensar.
Fluir.
Dejarse caer desde lo alto.
No pensar.
No pensar.
No.
sábado, 3 de agosto de 2013
Agosto
Mujeres bailando con serpientes,
pendientes de pétalos de luna en sus lóbulos,
clavicordio,
cálida brisa azul,
un aroma que recorre vértebras
y tras la cortina de seda y lentejuelas
muere una tarde de canela.
Agosto
es una sombra resplandeciente
encinta
de un invierno eterno
que avanza bordando plata en las pupilas
sentado en una mecedora de asfalto.
Paz.
Fuera, los tejados están mojados de veneno.
Paz.
Aquí la suavidad empaña las ventanas
y las lágrimas se visten de rivera.
Fuera, los tejados están encharcados del veneno.
Aquí no.
Fuera.
Están haciendo estragos las goteras.
Paz.