domingo, 6 de julio de 2014

Detesto

Bromear en el momento más inoportuno
es un acto de heroísmo,
es secretar valor, desnudar secretos,
            almidonar el caldo del momento.

Así pues,
detesto el decoro de quien no mete la pata,
quien no se ríe de lo serio por el mero hecho de serlo,
quien no se ríe del tiempo,
de la soledad inherente,
de la muerte misma con disfraz de payaso
                                   esperando en el umbral del éxito,
de mí,
de ti.

Detesto tanto acierto,
tantos sabios que nunca fueron necios,
tantos adultos asesinando a los niños interiores de los otros,
tanto saber estar y parecer,
tan poco ser,
detesto vuestro odio y derribo
hacia quienes pueden ir sin pies de plomo sobre las palabras
y, sobre todo,
detesto
que nunca os deis por aludidos.

3 comentarios:

  1. Detesto la perfección, y la fingida perfección

    Me encanta la gente como tú, que puede hacer lo que quiera con las palabras.

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  2. El sentido del humor, ese signo infalible de inteligencia.
    Hay gente que morirá sin conocer el sonido de su risa...quizá es que ya estén muertos.

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  3. Pensamientos de muchos plasmados en palabras, gracias

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