miércoles, 13 de septiembre de 2017

Zumo de naranja

Ya no hacen zumo de naranja 
en aquella terraza
en que bebimos vitaminas de pupila.

He vuelto a pasear por allí.
Los semáforos en rojo
son ahora un invierno eterno
y cada esquina en que te detenía
para rebañar la flor de tu mejilla
es ahora un agujero negro
que me absorbe si me detengo.

He vuelto a pasear por allí
y, con los ojos cerrados
he tratado de traer tu olor a mi memoria,
he tratado de tirar el lastre
y cuanto más soltaba más pesaba la mochila.

Ahora paseo
por los lugares en que habríamos paseado después
si,
en vez de desprendernos,
hubiésemos seguido paseando hasta el final:
Paseo por aquella playa
y por la fábrica de perchas abandonada
en las que habríamos recordado
lo que podríamos no haber sido,
donde nos hubiéramos reído
de esos dos idiotas
que se despidieron para siempre.

Estoy paseando por aquellos sitios
en que hubríamos cambiado
cualquier universo paralelo
por estar donde estaríamos.

Ya no sirven zumo de naranja en esta terraza
y consumo las últimas vitaminas
que guardaba en el stock de la retina.

1 comentario:

  1. Soy propensa a llorar con textos sobre desencuentros amorosos. Este también lo logró.

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