Cabemos
en un grano de luz.
Las
vasijas de la mente
no
albergan los recuerdos yermos,
no albergan las derrotas.
Sabes,
como yo, que no sabemos
dónde vamos,
que
vagamos por el desierto
de la
incertidumbre
con
la felicidad de un farolillo,
que
nos dejamos guiar por brújulas
intangibles.
Cabemos
en un jergón de paja,
en
una cabina de teléfono,
cabemos
en una micra de desprecio de ventanilla.
Venga,
dime otra vez que me detestas
para
poder vengarme y
mirarte
con los ojos de clavar.
Cabemos
en un saquito de electrones drogados.
Venga,
atrévete a filtrar las interferencias
y dejar de lado el ritual,
a
cortar la cola o el cuello de la pescadilla.
Dime
que no estás, que no estamos
en
todos los huecos en los que no se cabe.
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