jueves, 26 de julio de 2018

Detrás


Detrás de la ventana no hay nada,
salvo las vibraciones crónicas de las notificaciones.

Debajo del poco tiempo que me doy
hay un paradigmático infinito de luces.

Oculta en el ribete de los ojos al reír
llevas una lluvia violeta de pétalos de loto.

Lo que no recuerdo de ti es lo que aparentas,
ni todas aquellas veces que no te vi.

Entre la pared y la mesilla debe de haber una foto
de nosotros en un campo abierto.

Obviado entre tantos pronombres posesivos
está el amor pastando flores frescas.

A tu lado y al mío no estoy yo ni estás tú,
ni tampoco hay una ausencia que pesa.

En el fondo sé que soy capaz de más
y por eso no termino con un pero.