sábado, 22 de agosto de 2015

Como yo

Si todos fuesen como yo
el mundo sería un lugar mejor.

No existiría la cocaína
ni la trata de blancas,
no sería necesaria la democracia
y no habría canales en la televisión.

Si todos fuesen como yo
no habría guerras ni leyes,
se disolverían las fronteras
y los futbolistas sentirían los colores.

Si todos fuesen como yo
la autogestión gobernaría cada institución,
no sería necesaria la anarquía,
todas las películas serían “Cómo ser yo”
y no inventarían ninguna religión.

            Si todos fuesen como yo
            no existiría la tercera persona.

Si todos fueseis como yo
el mundo sería un lugar mejor.

No servirían los espejos
ni los escaparates ni la moda
ni las dietas ni los crecepelo
ni muchísimo menos el pudor.

Si todos fuéseis como yo
no habría lugar para la discusión,
en la duda residiría la razón
y las tertulias literarias
serían un club de autofelación.

Si todos fuésemos como yo
no habría nada nuevo bajo el sol,
no sería necesaria la poesía
y por eso brotaría siempre en flor.

            Si todos fuéseis como yo
            no existiría la segunda persona.

Si todos fuésemos como yo
el mundo sería un lugar mejor.

Habría comida para todos
y erradicaríamos la contaminación;
no sería necesario desplazarse
porque ocuparíamos todos la misma localización.

Si todos fuésemos como yo
no tendríamos ansias de posesión,
ni moneda ni trueque ni propiedad,
el amor propio sería un bien común
y la evasión derecho fundamental.

Si todos fuésemos como yo
la endogamia sería la única opción,
las orgías estarían a la orden del día
y no sería posible la procreación.
No sería necesaria la vida.

            Si todos fuésemos como yo
            no existiría el plural.

Si yo fuese como yo
el mundo sería un lugar mejor.


            Si yo fuese como yo
            no existiría la persona.

Si todo fuese como algo
no sería necesario el mundo.

domingo, 16 de agosto de 2015

Tu silencio

Me regalas un silencio
después de tanta nada.

Cántaro vaciado,
no vacío.

Tu líquido inocuo
regándome los huertos.
Indio danzando
reclamando nubes
que no lluevan.

Me regalas un silencio
y recuerdo tu luna nueva,
tus tetas y sus velos,
tus labios abiertos
a un milímetro de mi nuca.

Me regalas un silencio
después de tanta nada
y le ordeño tanta tinta
que no tengo cuadernos.

Pájaro no libre,
liberado.

Como cuando pensamos al unísono
en tu clítoris sin saberlo.
Tirar al vacío los minutos
escuchando los latidos
hasta que se detenga la habitación.

Piloto soñando averías
para poder amerizar.

Tu silencio el único callado,
lo demás promete nunca prometer.
Tu silencio fruta silvestre,
la tangente de tus nalgas,
tu ombligo sin estambres.

Me regalas tu silencio
y lo convierto en mudo ruido,
te riego con mi líquido inicuo
y no consigo recordar tu voz.

Poeta no seco.