para reventar unos cuantos muros.
Podríamos primero
quebrar los nuestros o treparlos.
¿Nos vemos arriba?
Deberíamos nadar
todo adentro, volar en paralelo,
rodar por todo tipo de laderas
y descansar en cualquier valle con río.
Estaba pensando en sentir,
arrugar y lanzar lejos
el papel albal que nos protege del fuego;
estaba sintiendo en no pensar.
¿Y si salimos fuera
de la última frontera
y nos declaramos selenitas?
Estuve anoche
tejiendo escaleras de lana
que aguantarían nuestro peso,
he rasgado también los paracaídas.
He oído
que guardas en tu ombligo
un antídoto contra el recuerdo,
¿Pulsamos a la vez el reset?
He perdido la cuenta
de los cantos de sirena
que quisieron separarme de mi ruta,
sé que escondes una brújula en tus dunas
que apunta sólo a las lagunas.
Yo no tengo furgoneta
pero haremos dedo hasta que no queden carreteras,
luego caminar hasta que se desgasten las botas
y ya no queden pies,
luego ¿qué más da?
No sé si puedes ver
que arrié ya la bandera blanca,
que no busco paz ni madriguera
sino guerra caliente
de trincheras contra fuertes
para diezmar nuestras tropas
hasta quedarnos solos
frente a frente, ya sin balas,
batirnos a espada en el puente,
caer al foso
y capitular ya por la mañana.