Así,
como de cualquier modo
he planificado y diseñado
mi propia historia de amor
en un minuto.
Salgo de casa
y me cruzo con la luminiscencia
de tu vestido naranja
que me invita a mirarte el culo,
y tus ojos,
que aún son dos desconocidos,
se han ido volando,
como por sorpresa
a los albores de mi vientre.
-¿vienes?
-voy.
Vamos.
Pasa el tiempo.
Vamos y venimos
pero nada pasa,
sólo el tiempo.
Entonces me voy
y te vas
y ya no vamos ni venimos.
Y pasa, poco después,
precisamente lo que debió haber pasado antes,
y te llamo:
-¿qué pasa?
-nada
¿Nada?
Empiezo a pensar que tú ahora pasas
pero me decido a dar el paso.
Y recorro tu calle día y noche
hasta que te encuentro
o tú te encuentras conmigo.
Nos miramos.
-¿Cómo te encuentras?
-Perdida
-¿Vienes?
Y nos fuimos
para siempre.