Ya no necesito
la metadona que me dan las jeringuillas ajenas,
porque tengo tu heroína.
Quiero compartir contigo
la aguja, la goma y la cuchara,
quiero compartir el turulo y el papel de plata,
el mono, la gripe, el SIDA.
Ya no necesito
cursillos acelerados de retórica
para
seducir a musas,
ni cortejar con posturitas policromadas
a las damas aladas que danzan con plumas
en las discotecas.
Ya no necesito
rebobinar las manecillas
para
resucitar las horas muertas
sino minutos nonatos
para
navegar contigo al infinito
y que los medios sean siempre un fin.
Ahora lo que quiero
es operarte a corazón abierto
violarte salvajemente
bajo tu
consentimiento
y sentir que siento la necesidad
de no necesitar más
que saciar
tus necesidades.
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