Como
un lobo en celo
me
lanzo a la ciudad bañada por la luna llena,
buscando
carne,
buscando
que un pedacito de pan
se
desprenda de unos ojos anónimos.
Como
un lobo anémico
me
lanzo a la noche inundada por luces inertes
y
en ese baile de inanimadas estrellas
me
estrello contra unos ojos antónimos a los míos
y
me zambullo en el río
que
cruza de esquina a esquina
este
bar de Malasaña
conectando
mi cordillera con su océano.
Su
soledad, mi hambre,
las
copas a mitad de precio,
el
calor, el dominó de nuestra conversación,
el
roce, la humedad, la dureza,
los
centímetros, los milímetros,
la
colisión de nuestros electrones en el aire, …
y
de pronto,
como
quien abre un cajón en el trastero de una casa perdida en un pueblo fantasma,
recuerdo
la tormenta de tus ojos
y escapo del bar,
y
recorro la ciudad,
que ya es un desierto empapado de
sol,
como
un dócil perrito arrepentido,
con la luna entre las
piernas.
supongo que hay colisiones inevitables que te estrellan contra la realidad, esa de la que escapas con tus letras.
ResponderEliminarSUSO!! MI ADMIRACION PARA TI!! ME ENCANTA TODO LO QUE LEO
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