martes, 2 de enero de 2018

Las llaves de la vida

He vuelto a perder las llaves de la vida y me toca dormir fuera.
No pienso escribir un poema.
Me quedo con la manta de la soberbia de saberme sabroso. Me caliento con prosa pero con verso.
No me entiendo.
Elaboro hilos de tinta que ya no salen de bolígrafos. Mis palabras son de tóner.
He perdido las llaves de la vida y estoy mirando la lluvia llegar en agosto. Pero es noviembre.
Vuelvo a castigarme con la idea del yo supremo que no teme atarse al ahora. Ahora sí que dejo deslizar los dedos sobre el teclado sin pausa, sin pienso, sin trigo ni beneficio para el intelecto.
Me extingo.
Sólo soy yesca.
Una nube de verano que aún conservo en el bolsillo quiere mimos y calor para no precipitarse.
Yo no tengo brazos.
He reunido estos cartones para poder pasar la noche mientras hiela adentro.
Sólo soy álamo esperando impávido la hora de sol una tarde de invierno. Hoja seca sobre la boca del volcán volando hacia la salvación gracias al calor de la perdición.
Sólo tengo estos cartones y dos versos finales en lata para llevarme a la boca.
He perdido las llaves de la vida y me quedo a vivir fuera.
No pienso escribir un poema.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho... A veces toca exiliarse de la propia casa, de la propia mente, de la propia vida. Un abrazo fuerte. <3

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