Se tornan humo las nubes
que encapotaban los sueños.
Humo blanco.
Me deslizo süave sobre el tedio,
mato las horas
pero me quedo con unos cuantos minutos
como prisioneros de guerra.
Una sonrisa nace rápido
desde el centro de mi centro
pero aún mis
músculos faciales
solo rinden a
un 20%.
Cojo carrerilla,
desperezo
los dedos,
abro
las puertas hacia afuera y
aunque chirríen los goznes,
respiro
armónicos de musa.
Aún tengo esperanza.
Sólo quiero deslizar el boli sin pensar,
sin estructura y
que vuelen las palomas de tinta de los campanarios en que me
dejé los huevos.
Trazas de rabia
pueden encontrarse
a veces
trituradas entre las más bellas palabras.
Aún tengo motivos.
Tenemos más de cien
mentiras que valen la pena.
Y de doscientas. Sí.
Los trenes, la risa, los
bares….
pero esta salvajada de amanecer,
este chispazo de supernova,
esta catarsis de levadura
no viene de la mente.
Aún tengo motivos.
Subrayo el horizonte todas las mañanas para recordarlo.
Pero ahora
no sólo
lo recuerdo, lo siento.
Lo siento.
A veces las palabras,
maltratadas,
pierden su auténtico significado.
Quiero desatascar las tuberías de las entrañas
sacar las garras
y
rasgar las velas de la barca
para navegar a la deriva
en un océano
que
nunca me dejó varado en oscuras orillas
y divisar a lo lejos
aquellas islas que dibujé de niño.
Se tornan gelatina los muros
que me separan de los sueños.
Ya los huelo. Tengo motivos.
Tengo misiones que cumplir.
Tengo constelaciones en el vientre
chocando
entre sí constantemente
y
polvo de estrellas en el brillo de los ojos.
Ahora varias lágrimas,
nacidas
del mismo seno que mi sonrisa,
pugnan por brotar
pero
aún es pronto para inundar mi cara.
Relamo la victoria,
pero aún he de apretar los puños.
Derramé ya demasiada sangre.
Ahora mis versos
están empapados de rayos de vida y verdad
y tengo ganas de gritar,
bajar al parque
y
delirar, rodar, saltar
sentirme lejos
de todo
hablarme a mí,
sentarme cerca
de todo,
tocarme, alarme, alcanzarme, sincronizarme con el cromatismo
del viento
y
morir cantando
abrazado
a cualquier árbol.
Se tornan humo las nubes.
Humo blanco.
Los poemas
a veces
también pueden ser alegres.
también pueden ser alegres.
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