He venido a este cuaderno
para hablar de cualquier cosa
que no seas tú.
La existencia,
por
ejemplo,
es una forma de empezar.
Existo.
Existes.
Existimos.
La existencia no me interesa.
La naturaleza.
La naturaleza pide a gritos auxilio,
la naturaleza se manifiesta en cada parpadeo,
la naturaleza ve en el hombre a su hijo
y lo respeta,
la naturaleza no entiende de reglas;
busca la luz,
se
cuela,
atraviesa las grietas de la cabeza
y fluye.
No como nosotros.
La sociedad.
La sociedad
está
hasta los ojos de basura:
Los curas, los polis, las alcaldesas,
los bancos, los ricos, la mafia,
el consumismo esquizofrénico que nos consume por dentro
y les
da de comer a los ricos,
la mafia, los polis, los bancos,
las alcaldesas, los curas,…
y por supuesto
los valores impuestos que nos dicen
cómo debemos amar.
Como si la naturaleza
naciera
de nuestra cabeza.
La sociedad
mutila la naturaleza.
Como nosotros.
Como mi sonrisa torcida
careta
de duro,
como tu espada afilada;
los diques que embalsaman nuestras riadas.
Hablaré de todo lo que tú no tocas,
aunque eso suponga recurrir al susurro del silencio,
aunque el silencio huela a tu cuello,
aunque la naturaleza
pretenda
atravesar mis muros y eyacular a través de mi bolígrafo.
Hablaré de cualquier cosa;
de la luna, de los celos,
del enjambre de dudas que zumban tu nombre,
de la nada.
La nada.
Sí.
La nada es un lugar tan inmenso
que tú
casi
cabes dentro.
Qué difícil es hacer poesía sin nombrarles. ¿verdad?
ResponderEliminarAcabo de descubrirte y me gusta mucho como escribes. Espero leerte más